lunes, 19 de mayo de 2008

Érase una vez una indecisión


Qué hago? Lo compro o no lo compro? 


No os ha pasado esto millones de veces? Ves una cosa que te gusta, pero decides que es una tontería y no la compras. Pero cuando llegas a casa empiezas a recordar tu funda para plátanos, y piensas: Pues quizá la debería de haber comprado porque me podría venir bien para llevármelos al trabajo. Al día siguiente tienes la impresión de que te has equivocado al no comprarla: Pues sí que la tenía que haber comprado. La utilizaría todos los días, para llevar mi platanito. Al tercer día te levantas de un salto por una terrible pesadilla. Es un plátano de Canarias enorme que te persigue y te quiere hacer suyo y dices: NO!! Por qué no he comprado esa maldita funda para plátanos!! Qué será de mis plátanos sin ella!! Se me machacarán en la bolsa y jamás me los podré comer!! Que será de mi!! Oh, Dios, qué será de mi!!

Has idealizado la funda del plátano y no puedes vivir sin ella!! Y ahora sólo puedes hacer una cosa. Ir a buscarla dondequiera que esté y llevártela a casa, porque tu vida es un sinvivir. Ja!! Pero llegas a la tienda y NO QUEDAN. Se han agotado y no van a traer más. Sólo te queda resignarte a que el resto de tu vida comerás plátanos machacados. 

Como podeis ver en la foto, nosotros tuvimos la suerte que nos la compró una amiga y no tuvimos que pasar por el trance. Y va fenomenal!!

Un consejo: Cómprate la maldita funda, que para devolverlo siempre estás a tiempo.

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