No hay nada como volver al hogar paterno después de haberte independizado. Al principio, el reencuentro es maravilloso. Que si estás muy delgado, que si tú no. Parece que tienes más entradas, pues tus patas de gallo tampoco se quedan atrás. Vamos, las conversaciones normales entre padres e hijos.
Luego está tu habitación. Tu hetero-habitación. Con tus trasticos viejos...
Y las comiditas de mami, la cual adora, como buena andaluza, el aceite de oliva y la sal. Ahora los estoy convenciendo de las virtudes del agua embotellada. Que si no tiene sabor, que si es buena para el riñón, que si adelgaza (Esto le ha gustado a mi madre) No es que tenga nada en contra del agua del grifo. Yo siempre me ducho con ella, pero beberla!! Y además, en botellas reutilizadas de la Coca-Cola!! No, mami. Eso no es cool.
Qué bonito es el reencuentro. Y qué buena es mi madre remendando y quitando manchas. Mami, I love you.
martes, 8 de julio de 2008
De vuelta al hogar
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