El otro dia el vecino, muy amablemente, decidió invitarnos a una paella. El chico es rumano. La paella valencia. La original, claro. Lo que cenamos -la paella no se cena, se come!- tras dos horas de incertidumbre, no sabría muy bien cómo denominarlo, desde luego una paella no era. ¿Os imaginais hirviendo el arroz en un cazo, hirviendo las gambas en otro y mezclandolo todo en una sartén honda? Dios! Y para aderezar, unas aceitunas negras. En fin, nos lo comimos por educación, porque a una la han educado muy bien, pero era para dejarlo en el plato. Si es que no todo el mundo tiene mano para la cocina de fusión...
lunes, 14 de julio de 2008
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